He perdido mi brújula. Ya no sé qué está bien y mal, solo lo siento a gran escala. Como todos. Pero, ¿quién nos ayuda a tomar las decisiones? ¿Cómo encontrar el norte?
Dicen que es necesario perderse para poder encontrarse. Me siento como si estuviese de noche y yo andara por un bosque sin brújulas ni mapas. A oscuras.
Todos los miedos se hacen realidad cuando la mente no la distingue de la ficción. Ruidos de animales, hojas cayendo. Cayó tormenta hoy, como reflejo de mi estado de ánimo. La lluvia sana, nutre la tierra, tan necesaria sobre todo en verano. Una señal.
Una voz me sigue susurrando, ‘confía’. No es fácil cuando la mente juega a sobotearte con diferentes trucos, miedos y pensamientos de desconfianza. Pero la voz interior sigue susurrando, ‘todo estará bien’.
En la vida, si no confías, te caes. Y allí debes tener voluntad para levantarte. No solo el deseo, porque hasta que no tengas la voluntad de levantar el brazo, por mucho deseo que tengas, el brazo seguirá tendido. Es por ello que debes elegir bien dónde diriges tu voluntad y pensamientos. El pensamiento positivo ayuda, pero eso no es todo.
Debes saber que como piensas así te sientes, manda una señal de agradecimiento al cielo, una sonrisa al vacío y cierra los ojos pidiendo un deseo entregando la voluntad al Universo/Dios.
Todo es mucho más fácil de lo que imaginas. Cuando la vida no resulta fácil, ríndete. No hay nada contra lo que luchar. Solo los deseos frustrados donde creías que tenías que luchas para conseguir algo. ‘No llega‘ te dice la mente. ‘Espera’, susurra el corazón. ‘¿Cuánto tiempo tengo que esperar?‘, responde la mente. ‘Todo llega en el momento perfecto, paciencia. Estás en buen camino’, termina el corazón.
Luchar nos agota, y los resultados, por lo general, suelen ser: pérdida de energía y tiempo. Y no es una inversión que dé grandes beneficios. Ríndete y que la vida/el universo guíe tu día y vida. Permítetelo.